Un hombre llamado Ricardo caminaba por la playa cuando vio una lámpara enterrada en la arena. Con emoción, la frotó y, como en los cuentos, apareció un genio envuelto en humo azul.
—¡Has liberado al gran genio! Te concederé tres deseos —dijo el genio con voz imponente.
Ricardo, emocionado, respondió:
—¡Quiero ser millonario!
El genio chasqueó los dedos y, de repente, Ricardo tenía una cuenta bancaria con millones de dólares.
—¡Increíble! Ahora quiero ser irresistible para todas las mujeres.
El genio volvió a chasquear los dedos y, de inmediato, Ricardo sintió cómo su apariencia cambiaba. Era alto, musculoso y con una sonrisa perfecta.
—¡Esto es genial! Ahora quiero ir al pasado a un hecho importante en la historia.
El genio levantó una ceja y dijo:
—¿Seguro?
—¡Por supuesto! ¿Quién no querría vivir en persona un hecho histórico importante en el pasado?
El genio sonrió de manera traviesa, chasqueó los dedos y… ¡POOF! Ricardo apareció en las Torres Gemelas.
Moraleja: Ten cuidado con lo que deseas… podrías obtenerlo de una forma que no esperabas. 😆
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